miércoles, 5 de septiembre de 2007

Gengis kan, el emperador de las mujeres

Aunque Gengis Kan significa, en lengua mogol, "el emperador de todos los hombres", más que a los hombres este señor a lo que se debió dedicarse con fruición fue a las mujeres. De otro modo no se explica que se convirtiese en el Padre de la Nación. Y por padre no nos referimos a que inspirase ideas o que unificase territorios, sino a un padre en el sentido biológico. Concretamente, se estima que el 8% de los hombres, que viven hoy en día en la región ocupada por el imperio Mongol, son descendientes por línea paterna del viril príncipe, lo cual representa uno de cada 200 hombres vivos en todo el mundo. Este dato no se ha publicado en un periódico amarillista sino en una de las más prestigiosas revistas de genética humana. Dado que me confieso incapaz de imaginar qué portentosas cualidades físicas permitieron a Gengis Kan convertirse en el padre más exitoso de la especie humana, me dedicaré a la más humilde labor, de explicar como se les puede seguir la pista a los descendientes de un señor que vivió hace casi mil años, sin acudir a un registro civil que, por aquel entonces, todavía tardaría siglos en ser creado. De hecho, es tan sencillo localizar a los descendientes, que incluso usted puede confirmar si esas ganas de acribillar a los vecinos, que de vez en cuando le asaltan, son debidas a que también es hijo de Gengis Kan.


La técnica se basa en estudiar el cromosoma Y recuerda a la ya vista para el caso de las genealogías criminales. El cromosoma Y se hereda, en los hombres de padre a hijo, lo que hace que siga la línea paterna en la familia, tal y como lo hace el apellido paterno. Además los investigadores disponen de tecnologías capaces de leer patrones específicos en cada cromosoma, digamos que se puede leer el código de barras de cada cromosoma. El resultado es que todos los hombres de una familia concreta comparten un cromosoma Y idéntico con un código de barras idéntico. Si en una población humana identificamos quienes de los hombres comparten cromosomas con el mismo código de barras podemos encontrar a todos los hombres de una familia concreta, aunque pertenezcan a ramas familiares separadas hace siglos. Dicho sea de paso, no todos los hombres del mundo comparten un mismo cromosoma Y, proveniente del primer hombre vivo, o incluso de algún antepasado primate, la razón es que la maquinaria que copia los cromosomas de padres a hijos, de vez en cuando, comete fallos (ver entrada sobre el secreto de la vida). Digamos que cuando se copia el cromosoma Y de padres a hijos la fotocopiadora que copia el código de barras de los cromosomas, a veces, deforma alguna de las líneas del código, creando así uno nuevo.


Las familias identificadas por el cromosoma Y se suelen distribuir en un área geográfica más o menos continua. Digamos que situamos todos los miembros de la familia "Unzua" en un mapa, lo habitual, es que estén distribuidos en una región determinada, por ejemplo, la mayor parte podría localizarse en Andalucía y alguno en Extremadura. Si, en el pasado algún miembro de dicha familia hubiese emigrado a Chile, otros individuos podrían estar localizados cerca de Santiago. Esto es lo observado normalmente y es lo que se esperaba encontrar en el estudio sobre el cromosoma Y llevado a cabo en Oriente, pero lo que se encontró fue muy diferente. En la región hay menos diversidad cromosómica de la habitual, es decir faltan cromosomas. El número de cromosomas Y diferentes de una población depende, sobre todo, del número de individuos en la población, pero en este caso hay muchos menos cromosomas distintos de los esperados para una población con ese número de hombres. Esto se debe a que hay una variante del cromosoma Y que se presenta en una frecuencia inusualmente alta, algo similar a lo que sucede con la frecuencia de Gracías en España, pero mucho más exagerada. Llamemos a este cromosoma Y concreto, cromosoma Y-g. Además, la distribución espacial de este cromosoma Y-g no se restringe, como en los demás casos, a una región concreta sino a una amplia superficie que abarca desde China a Uzbequistán.



Utilizando una técnica estadística conocida como teoría de la coalescencia (sugiero al lector recordar el nombre para poder introducirlo disimuladamente en la próxima cena con amigos) calcularon que el hombre que llevó este cromosoma, por primera vez, en sus espermatozoides debió vivir hace entre 700 y 1300 años. Y además, este hombre debió ser originario de Mongolia porque allí se observa actualmente una mayor frecuencia de dicho cromosoma Y-g. Por cierto, si desea usted saber si es portador del dichoso cromosoma puede acudir a uno de los servicios comerciales que en una semana le solventarán la duda, ¿seré yo también un hijo del gran Gengis?


La genética nos indica que hace unos 1000 años había un señor que paseaba por las estepas de Mongolia cazando yaks y era el único portador del cromosoma Y-g. De algún modo, el individuo se las ingenió para que el 8% de los varones actuales desde China hasta Ubzbequistán sean descendientes suyos. Pero, ¿qué pistas nos ofrece la historia sobre quién podría ser ese individuo? Gengis kan creó en esa época un imperio que se extendía tanto como lo hace el cromosoma Y-g y también se sabe que tuvo numerosos hijos reconocidos y naturales. Además, su ejercito tenía por costumbre matar a bastante gente, especialmente varones, al conquistar un territorio, lo que debió eliminar otros cromosomas Y competidores. A esta situación, en la que una población disminuye rápidamente de tamaño para volver a aumentar al poco tiempo, se le conoce en genética como cuello de botella. En estas circunstancias, según todos los modelos teóricos, unos pocos cromosomas aumentarán espectacularmente en la descendencia, tal y como se observa en el Y-g. De todos modos, aunque todos los indicios apuntan en esta dirección, para confirmar que realmente fue Gengis Kan, y no un lugarteniente suyo, el verdadero padre de la nación habría que hacer un análisis genético a sus restos y esto parece difícil porque nadie sabe donde descansan.


Resumiendo, si quiere usted convertirse en el próximo padre de la población mundial la receta es sencilla. Comience por conquistar el imperio, continúe masacrando a la mayoría de los hombres y provease de suficiente viagra. Este sencillo método tiene resultados garantizados, en 1000 años será reconocido como una gran figura. Eso sí, no meta la pata como Gengis Kan, asegúrese de dejar, al menos, un pelo para esta vez nadie pueda dudar de quien fue el gran estadista.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Grandioso. Este blog no es uno de tantos, tiene algo especial.

Enhorabuena

aristarcos dijo...

Con críticas como esta se va uno contento al trabajo :), muchas gracias, de verdad.
Por cierto, también acepto de buen grado recomendaciones y sugerencias constructivas. Mi objetivo al escribir el blog es comunicarme con los lectores y agradezco que esta comunicación sea bidireccional. ¿Qué os gusta, qué no? ¿Alguna recomendación sobre los temas, el fondo, la forma, el estilo?
Saludos y gracias perder unos minutos en leerlo.